El tipógrafo Stanley Morison definió la tipografía como, el arte de disponer correctamente el material de imprimir, de acuerdo con un propósito específico: el de colocar las letras, repartir el espacio y organizar los tipos con vistas a prestar al lector la máxima ayuda para la comprensión del texto.
Sin embargo, algunos diseñadores se han atrevido a ir un paso más allá, demostrando que este arte puede servir para mucho más que para transmitir un mensaje. Han encontrado en ella, el medio para conseguir un fin, desarrollar una iniciativa o cumplir un sueño.